RELATOS


--

GALICIA

Tes de todo miña Galicia!
Bonitos e verdes prados te contemplan.
Fondos vales que se avistan
dende as altas montañas que en ti se forman.
Caudalosos ríos serpentean
por pobos e vilas onde as túas xentes medran.
De todo tes miña Galicia!
De verde te tinguen.
Con altas e baixas copas,
que ao son do vento se moven,
as frondosas árbores dos teus bosques.
Esas fragas, espazo vírxen,
polas que os teus defensores loitan.
Tes de todo miña Galicia!
Longas e curtas praias
con amarela area na que contemplar
o azulado e inmenso mar
que axudado pola brisa, nos empuxe a soñar.
De bandeiras azuis en España,
ti, costa galega, gañas!
 De todo tes miña Galicia!
Onde os antigos pensaban
que a terra remataba,
onde as mulleres agardan
ó amor que embarca…
Eses son, meus galegos,
os acantilados que envidian os europeos.
Tes de todo miña Galicia!
Si polo mar navegas
para á túa patria volver,
mirando ás estrelas
non te has de perder.
Pois alá no alto tes
o gran faro coruñés.
De todo tes miña Galicia!
Por falta de murallas non é.
A de maior importancia, a do orgullo lugués.
Por ela podes camiñar
e as dúas ciudades observar.
Para fóra a cidade nova,
no interior, dos romanos tes a proba.
Tes de todo miña Galicia!
Ata un longo e duro camiño
que para visitar a Santiago has facer como peregrino.
E como premio ao esforzo
unha dobre Compostela:
a cuncha de recordo
e a maxia da cidade vella.
De todo tes miña Galicia!
Mire por onde te mire
gardas incríbles segredos!
Vistas inolvidables
e momentos moi ledos.
Vaia onde vaia,
non poderei esquecervos.
Porque tes de todo,
de todo tes miña Galicia!
[Creado por María Vázquez Rey para o Concurso "Xuventude Crea 2012" .- Xullo 2012]

--
Sangre de vida

--
                Se oían gritos  por todos lados, llantos, se palpaba la histeria.
                - ¡Hagan algo, por Dios! ¡Hagan algo! - gritaba una mujer.
                Yo me sentía extraño, cansado, como ajeno a lo que pasaba, pro a la vez estaba allí. Veía un ir y venir de gente, el sonido de la calle, murmullos de personas, luces y sirenas.
                La mujer seguía gritando, muy cerca de mí, veía su figura a mi lado, pero cada vez más borrosa, me pesaban los párpados como si quisiera dormirme. Ya empezaba a dudar  si  estaba soñando o realmente estaba viviendo aquella escena.
                Del mismo modo que me costaba ver con nitidez, el volumen del sonido iba descendiendo en mis oídos. Pronto las luces empezaron a ser más intensas y de repente algo similar a un destello de luz me cegó.
                Desde ese instante en el que cerré los ojos no recuerdo nada más hasta que me desperté dos días después en un hospital.
                Entonces, descubrí varias cosas...
                Una de ellas, que la mujer que tanto escuchaba gritar a mi lado era mi madre. No se había separado de mí ni un instante. Quizás esa era la fuerza que tan intensamente sentía, esa fuerza que hizo que no me dejase llevar en los momentos bajos y que me empujó a seguir adelante durante la rehabilitación.
                Una fuerza gracias a la cual, entre otras cosas, hoy puedo tener una vida bastante común al resto de mortales.
                No luchar y haberme rendido sería haberle fallado. Somos lo que nos queda el uno para el otro. No tengo hermanos y desde que papá murió ella y yo somos uno.
                Haberme rendido a la muerte con tan solo dieciséis años, sería habérselo puesto muy fácil.
                También descubrí que sus gritos y llantos eran porque había tenido un accidente.
                Los dos íbamos caminando por la acera para hacer la compra. Era sábado. Cuando cruzábamos por el paso de cebra, el coche no paró y me llevó por delante. A mi madre no le había pasado nada, pero a mí me había cogido de lleno y quedé tendido en el asfalto.
                La luz cegadora fue mi entrada en coma tras perder el conocimiento a causa de la pérdida de sangre.
                Mi madre me ha dicho que debo dar gracias a Dios y a los sanitarios por su buen trabajo.
                La vida te va enseñando muchas cosas en su recorrido, pero en situaciones como ésta aprendes mucho más rápido.
                He descubierto que me gusta la vida que llevo y que voy a seguir aprovechándola, pero aprovechándola bien. Que aunque salga con mis amigos y beba, no me emborracharé y no cogeré el coche el día que lo haga, pues supe que el hombre que me arroyó aún regresaba a casa de su juerga nocturna y no lo hacía en buenas condiciones. Este dato ayudó a que me hiciese voluntario en la asociación de alcoholismo.
                He descubierto que tengo buenos amigos, y que otros no lo son tanto. Pero también que hay gente en el mundo que se preocupa por los demás sin recibir nada a cambio.
                Hoy en día hay en la sociedad una idea muy manida, que nadie hace nada por otro sin recibir algo a cambio. Después de esta experiencia vital yo no pienso eso.
                Hubo una vez que una frase me dejó fascinado: "cuando una mariposa bate sus alas, en el lado opuesto del mundo se crea un tornado". Hoy creo que eso pasa con las personas. Nunca nos paramos a pensar que mientras nosotros estamos a una cosa, otras personas, en otra parte diferente del mundo están a sus cosas, con una vida totalmente diferente.
                El día de mi accidente yo estaba a punto de perder la vida, en cambio, otra persona totalmente ajena a mí, decidía donar sangre antes de entrar a trabajar. ¿Por qué? ¡No recibes nada a cambio! Esto es un ejemplo de tantos de que en realidad, sí hay personas solidarias.
                Yo había perdido mucha sangre y resulta que no soy un tipo muy común. Mi grupo sanguíneo es el 0.
                He necesitado sangre y solo podía ser del tipo 0.
                Hoy puedo decir que estoy vivo porque alguien totalmente ajeno a mí, resulta ser una persona solidaria, que se levantó y sin motivo aparente, decidió hacer una donación de sangre.
                He conseguido convencer a mis amigos para que se hiciesen donantes.
                Al salir del hospital y terminar la rehabilitación decidí conocer a la persona que me había ayudado a vivir. Ha costado lo suyo, pero lo he conseguido. Se llama Juan y es un chico de 20 años. De vez en cuando quedamos para tomar algo y el día del donante le hago un regalo, consciente de que nunca  podré hacerle uno como el que él nos ha hecho a mi madre y a mí.
                La sociedad puede pensar lo que quiera, pero yo he descubierto que por el mundo hay personas solidarias, que sin saberlo, van salvando vidas.

[Relato creado por María Vázquez Rey para o Certame de Donantes de Sangre de Aragón  .-outubro de 2010]



2 comentarios:

  1. son oscar esto e verdad?
    maria pa proxima vez tes q publicar un do praiña!!!!!!!!!!!!!!!!

    ResponderEliminar
  2. boas Óscar!!
    este apartado é para pequenos relatos/contos que eu escribo.
    Na páxina principal xa teño escrito algunhas entradas sobre deportes.
    Boa suxerencia a do Praíña, tereino en conta e secadra creo unha historia sobre os xogadores que teña como escenario o equipo do Praíña... ;)

    ResponderEliminar

Seguidores